
Una triste noticia
El biólogo y académico chileno Humberto Maturana dejó este mundo el día 6 de mayo. Sin duda, una lamentable pérdida para el mundo de las ciencias naturales. El impacto que genera su partida ha sido tal, que los mensajes de distintos académicos no han cesado hasta el día de hoy, a más de una semana de su partida.
En la Universidad de Chile, institución en la cual trabajó durante más de 30 años, fue reconocido como un profesor empático y amable con sus estudiantes. Un referente no solo por sus amplios conocimientos, sino principalmente por su reflexividad y sus profundas preguntas.
«El amor es la emoción que funda lo social. Sin el amor como la emoción fundamental el otro no tiene presencia, porque el amor tiene que ver con el respeto, con encontrarse con el otro en su legitimidad»
-Humberto Maturana Romesín-
Científico y también educador
Nacido en 1928, Maturana es reconocido mundialmente por definir el concepto de autopoiesis, entendida como la capacidad de organización de sistemas vivos como redes cerradas de autoproducción. Asimismo, sentó las bases de la «Biología del conocer». Sus importantes logros le valieron una candidatura al Premio Nobel de Medicina, aunque finalmente no pudo obtener el preciado galardón.
A pesar de ello, nuestro país le rindió el merecido homenaje en 1994 con el Premio Nacional de Ciencias, un reconocimiento a su larga y prolífica trayectoria académica e intelectual. Asimismo, la Universidad Libre de Bruselas y la USACH le concedieron un doctorado honoris causa en 1992 y 2009, respectivamente. Una trayectoria que no solo impactó en la biología, sino que también en la educación, a través de sus aportes a la Teoría del Conocimiento.
Como colegio, nos sentimos profundamente agradecidos por el aporte de Maturana. Sin duda, nos sentimos herederos de su pensamiento: el amor y la empatía son valores que no transamos.
«Los niños y niñas como seres humanos vienen con tres tesoros psíquicos o más al nacer: vienen amorosos, les importa el dolor de otros y quieren acompañar y proteger»
-Humberto Maturana Romesín-